Zé de Mello

En Elvas (25.000 habitantes) el aparcamiento de la plaza principal se llama como el alcalde. Y el coliseo, donde fue a cantar la Pantoja, también. El centro multiusos, el hogar de mayores y una avenida llevan igualmente su nombre. José Antonio Rondão Almeida es para los elvenses como Dios: está en todas partes. Ahora incluso corre el rumor de que quiere levantarse una estatua junto al acueducto... Son 16 años en el poder y Rondão no ha perdido el tiempo.

Este municipio portugués de la Raya celebra hoy elecciones municipales con el candidato socialista como claro favorito. El actual presidente de la Cámara, como allí se denomina, ya no necesita hacer campaña; es un 'personaje popular' que se hace publicidad a sí mismo constantemente. Su sombra pulula por cualquier rincón.

«Cuando llegamos, todo estaba por hacer. Es normal que lo que construimos lleve nuestro sello», dice el propio Rondão.

Nadie en Elvas cree que vaya a producirse un cambio -el líder sabe que volverá a triunfar-; pero tampoco los ciudadanos piden otro soplo de aire, simplemente se muestran indiferentes. «Gane quien gane, los pobres son los de siempre», comentan tres abuelos que pasan el tiempo en la plaza.

El director del periódico semanal 'Linhas de Elvas', João Alves, estima que la mitad de la población no irá a votar. «Hay un problema de abstención. Cuando tenemos mucho paro, por ejemplo, la gente se queda en su casa en vez de acudir a las urnas», indica. «En las últimas elecciones, las europeas, ya hubo un 50% de abstención; ahora va a pasar lo mismo. Y no tengo ninguna duda de que José Antonio ganará de nuevo».

Entre la cartelería de campaña que invade estos días el municipio luso destaca una foto de Rondão rodeado de mujeres que da la bienvenida a aquellos que llegan desde Badajoz. También llama la atención un automóvil con altavoces que recorre las calles de Elvas y las localidades aledañas. El vehículo va forrado con las caras de un partido de la oposición -una coalición de derechas formada, entre otros, por el PSD de Manuela Ferreira, la oponente al AVE-. El conductor es un joven de 24 años que hace dos semanas estaba en paro y ahora se gana la vida exhibiendo al sector centro-derecha por su localidad. «Yo nunca voto, pero lo mismo este año sí», comenta Antonio José Almeida Magrinho. «Pero no es porque me hayan dado trabajo», intenta aclarar.

«Sólo vamos a las urnas los viejos», apunta Joaquín Germano Barbado, de 57 años. Venía del quiosco de comprar el 'Linhas de Elvas'. Dice que es un gran lector de prensa pero que la política le interesa cada vez menos. «Siempre es lo mismo. Si te fijas, aquí en Elvas todo se llama como el alcalde».

«Si en vez de mi nombre fuera el de una persona que pertenece a una familia rica, seguro que decían 'tudo bem'», replica Rondão.

En cuanto al runrún de la estatua, afirma que quien ha propuesto la idea ha sido un grupo de vecinos, «pero yo he me negado», replica.

Dejando a un lado la política (si esa opción es posible), en Elvas se vive bien y de una manera tranquila. Es la sensación de Maria Elisabeth Piedade, empleada en uno de los bares que rodean la plaza principal, la de la República. «Yo no voto porque soy de Lisboa, pero creo que es muy importante el expresarse en las urnas. Si yo lo hiciera aquí me decantaría por la izquierda», asegura. «La gente parece que está contenta con el actual alcalde; tiene que ser así porque lleva muchos años».